El alma es como un río, lo que tú coloques en ella, fluirá.

Todo eso que le da esencia a tu personalidad, a tu forma de pensar y a tu forma de sentir, se resume en algo que no ocupa espacio, pero abarca todo en tu ser: “alma“.

     Cuando optas por realizar buenas acciones como ser leal, alegre, optimista, caritativo (etcétera) estás invirtiendo en ti y en eso que te has propuesto ser; eso que te hace tan auténtico, ser tan tú y que aunque sepas que el resto del mundo no será recíproco contigo todo el tiempo, tu alma siempre te presentará infinitas razones para hacer todas esas cosas que le dan luz a tu espíritu, que irradian felicidad y que generan paz al final del día, esa paz que adoptaste y que ahora es tan tuya.

     Pero, ¿qué sucede si depositas en tu alma todo ese odio, rencor y esas ganas de querer vengarte por cosas, a veces, sin sentido alguno? Yo diría que la respuesta se refleja cuando el café de la mañana te sabe demasiado amargo, en la ducha que no te hace sentir limpio y fresco, en la ropa que te pones y ves descolorida cada vez más y más (y que no es culpa del detergente), y también en los “buenos días” que no se sienten tan “buenos”.



“El cuerpo es la cárcel del alma inmortal”                                                              – Platón



     Si bien la vida no siempre es recíproca con tus buenas acciones, mucho menos lo será cuando esperas tener amigos sinceros cuando tú no eres sincero con ellos, tampoco cuando quieres que tu pareja te sea fiel cuando tuviste un encuentro con tu ex y la fidelidad no era parte de ese encuentro, o peor aún, cuando necesites de que alguien te escuche cuando te hiciste el/la de oídos sordos con quien más necesitaba ser escuchado. En otras palabras, las probabilidades de recibir aquello que NO das son casi inexistentes y digo “casi” porque sé que aún existen seres llenos de luz que no pagan con la misma moneda y que la vida les recompensará por el acto tan bonito de practicar la empatía y tomarse en serio los sentimientos de los demás.

     A lo mejor estas no son razones suficientes para convencerte acerca de dejar que todo lo bueno fluya en ti , pero quizás te convenza saber que las probabilidades de que tarde o temprano el barco de papel que navegó con todas esas acciones regrese a ti luego de un tiempo, sean de un 100%  y será entonces cuando recordarás que eso que dejas correr en el río de tu alma, es lo mismo que desembocará en el mar de tu vida.

-DRMMG

Ilustración: Ludin Vásquez, Guatemala

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